La etapa de la menopausia es un auténtico síndrome de deficiencia de estrógenos, que perjudica a todo el cuerpo de la mujer.
Conoce sus efectos y de qué manera combatirlos.
¿Por qué se produce la menopausia?
Los síntomas y efectos de la menopausia son consecuencia de la carencia de producción de estradiol (el principal estrógeno) en los ovarios.
La menopausia es, por consiguiente, un auténtico síndrome de deficiencia de estrógenos, con efecto sobre distintos sistemas del organismo y es un gran problema de salud para muchas mujeres.
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Los estrógenos tienen acciones muy importantes sobre distintos órganos y tejidos (corazón y vasos, huesos, sistema nervioso central, ojos, hígado, piel, mucosas y cartílagos) con el objeto de retrasar el envejecimiento y la degeneración de precisamente estos mismos.
¿Qué efectos puede tener la menopausia?
La efectividad de la terapia de remplazo de estrógenos en la prevención de las efectos tempranos y tardíos de la menopausia, en este momento está totalmente probada.
Conozcamos cuáles son los efectos tempranos y tardíos de la menopausia.
Efectos tempranos
Son los que se muestran en los primeros cinco años y se manifiestan, en la gran mayoría de los casos, por los siguientes síntomas:
1) Modificaciones neurovegetativas: sofocos, palpitaciones, transpiración, cefalea, mareo, náuseas, insomnio.
2) Modificaciones urogenitales: sequedad y ardor vaginal, dolor/malestar durante las relaciones íntimas (dispareunia), incontinencia urinaria, dolor/escozor al orinar (disuria), orinar frecuentemente y poco (polaquiuria).
3) Modificaciones psicológicas: disminución de la libido, irritabilidad, ansiedad, estado anímico depresivo, disminución de la concentración y la memoria, astenia.
Los sofocos son el síntoma vasomotor más habitual en las mujeres posmenopáusicas, sobre un 15-20%.
La duración y frecuencia de las alteraciones es variable e impredecible, y puede ir acompañada de sudores fríos, aumento del ritmo cardiaco y del flujo sanguíneo periférico y, en ocasiones, mareos y trastornos mentales.
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Son más habituales en los primeros 2-3 años, tras la menopausia y tienden a cesar espontáneamente, transcurridos los 5 años.
Suelen tolerarse bien, pero en algunos casos interfieren bastante en la vida familiar y profesional de la mujer.
Los síntomas vasomotores, así como las irregularidades menstruales y los trastornos del estado anímico y del sueño, suelen empezar en el periodo de transición a la menopausia.

Los trastornos genitourinarios están relacionados con la dependencia de las mucosas de la vagina, la uretra y la vejiga al efecto de los estrógenos.
La disminución de los niveles de estradiol en sangre de la mujer lleva a la atrofia de estas mucosas, dando lugar a la aparición de sequedad vaginal, dispareunia y una mayor tendencia a las infecciones vaginales, que pueden provocar a su vez, modificaciones uretrales y urinarias, como el síndrome de incontinencia.
La frecuencia de estos cambios es recurrente y tiende a aumentar con la edad de la mujer.
La atrofia de la mucosa urogenital se asocia a la disminución de la libido, llevando a modificaciones en la vida sexual de la mujer, trastornos de ansiedad y autoestima, que pueden llegar a perjudicar a las relaciones conyugales.
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Efectos tardíos
Empiezan a mostrarse sobre los cinco años tras el comienzo de la menopausia, con especial atención en la osteoporosis y los problemas de la salud cardiovasculares (isquemia coronaria).
La patología cardiovascular es la principal causa de muerte en mujeres posmenopáusicas en el mundo entero.
La incidencia del infarto de miocardio presenta un incremento importante desde los 50 años, ya que las mujeres, antes de la menopausia, están protegidas de este problema.
Otro dato a considerar, es que, en mujeres de la misma edad, las posmenopáusicas tienen más hipercolesterolemia y patologías cardiovasculares que las premenopáusicas.
Múltiples estudios indican que las mujeres que sufrieron una menopausia quirúrgica, tienen un marcado aumento en el riesgo de ataque cardiaco, así como múltiples estudios han demostrado el beneficio de la TRH para mejorar la hipercolesterolemia y evitar la patología coronaria.
La osteoporosis es una patología ósea extendida a todo el esqueleto, que por sí sola no genera síntomas.
Se caracteriza por una consistencia mineral ósea disminuida que provoca un incremento de la fragilidad ósea y, consecuentemente, un mayor riesgo de fracturas.
La deficiencia de estrógenos es la principal causa de la osteoporosis posmenopáusica, teniendo esta mayor incidencia en mujeres con menopausia prematura y bajo peso (al generar menos estrógenos).
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En las estadísticas de todos los países, cerca de las tres cuartas unas partes de las fracturas osteoporóticas les ocurren a mujeres y su incidencia aumenta a partir de la sexta década de vida.
La consistencia mineral ósea aumenta de forma significativa durante la niñez y la adolescencia, hasta lograr, con la maduración esquelética, un pico de masa ósea que permanece prácticamente inalterable hasta cerca de los 50 años de edad.
En torno a esta edad, los hombres empiezan a perder entre un 0,5 % y un 1 % de masa ósea al año, mientras que las mujeres en los años siguientes a la menopausia, pueden llegar a perder entre un 20 % y un 30 %.
Es esencial resaltar que estos cambios pueden prevenirse y revertirse haciendo uso de medicación, como la TRH, que prescribirá un facultativo.
Es muy importante ponerse en manos de un especialista en el momento que empecemos a notar alguno de estos síntomas, el cual sabrá cómo actuar en cada caso particular.
¿Qué te ha parecido?¿Estás en esa etapa de la vida?, cuéntanos tu experiencia en los comentarios!!.
ADVERTENCIA: Este artículo es únicamente informativo, no tenemos la posibilidad de prescribir ningún tratamiento médico ni efectuar ningún tipo de diagnóstico. Consulte a su médico si tiene algún dolor o malestar.
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