La distimia, también conocida como la patología del mal humor, es un género de depresión crónica con síntomas que van de leves a moderados, como el desánimo o la tristeza.
Esta patología puede ser diagnosticada por un psiquiatra en colaboración con un psicólogo, estudiando al paciente y sus síntomas, a partir de ahí, se aconsejará el tratamiento adecuado, pudiendo hacer uso de antidepresivos y psicoterapia.
Principales señales y síntomas de la distimia
Las señales y síntomas de la distimia pueden confundirse con los de otros trastornos psicológicos, y lo que los diferencia es la existencia de estados de ánimo depresivos y también irritabilidad que no mejoran.
Otros signos y síntomas que podemos detectar son:
- Pensamientos negativos recurrentes
- Sentimiento de desesperanza
- Falta o exceso de apetito
- Falta de energía o fatiga
- Aislamiento social
- Insatisfacción
- Insomnio
- Dificultad para concentrarse
En ciertos casos, puede aparecer una mala digestión y dolores abdominales.
Posibles causas de la distimia

Las causas de la distimia no se conocen completamente, pero se sospecha que puede estar relacionada con cambios ambientales, sentimentales, traumáticos, hormonales en el cerebro e incluso por causas genéticas, al aparecer más de un individuo en la familia con este trastorno.
Además de esto, el temperamento del sujeto y los episodios estresantes diarios, tienen la posibilidad de alterar y empeorar el estado de distimia, conduciendo al principio de una depresión mayor. Conoce los signos de la depresión aprende cómo manejarla.
¿Cómo se diagnostica la distimia?
El diagnóstico ha de ser efectuado por el psiquiatra o psicólogo, observando los síntomas y también estudiando el comportamiento de la persona. Un estado anímico deprimido debe estar presente durante por lo menos dos años para diagnosticar distimia.
La distimia no es tan grave como la depresión, siendo la intensidad de los síntomas más suave, y en algún caso puede confundirse con un trastorno de ansiedad. Por eso, el diagnóstico puede ser difícil, lo que impedirá que la persona reciba un tratamiento temprano.
¿Cuál es el tratamiento de la distimia?
El tratamiento de la distimia se realiza mediante sesiones de psicoterapia y en algunos casos con la utilización de antidepresivos, como fluoxetina, sertralina, venlafaxina o Imipramina, bajo prescripción y consejo de un psiquiatra.
Las sesiones de psicoterapia también son de mucha ayuda en el caso de distimia, particularmente la terapia cognitivo-conductual, pues la persona será capaz de descubrir cuáles son las situaciones que le provocan los síntomas de la distimia.
El paciente sabrá cómo estructurar una respuesta emocional correcta para cada situación, ya que conoce cuáles serán los resultados positivos de afrontarla de este modo.
Modo de vida y remedios naturales

El cambio del modo de vida no sustituye el tratamiento psiquiátrico y/o psicológico, pero puede ser un gran complemento. La utilización de prácticas de meditación tienen óptimos resultados con los problemas psicológicos, como la distimia.
Además de esto, el uso de remedios naturales como las infusiones de valeriana, manzanilla, melisa y lavanda, tranquilizantes naturales, pueden contribuir a reducir los síntomas que provoca la distimia, siendo también las mejores elecciones para complementar el tratamiento.
No obstante, es necesario informar al psiquiatra que se quiere utilizar las infusiones y preguntar en un herbolario, para que nos indiquen la dosis adecuada necesaria para conseguir el efecto esperado.
Y recuerda, los remedios naturales no reemplazan al tratamiento médico y psicoterapéutico y, por lo tanto, sólo deben utilizarse como un complemento.
La distimia es tratable y se puede conseguir acabar con ella con la utilización de fármacos antidepresivos recetados por un psiquiatra y con el seguimiento de un psicólogo.
El tratamiento de la distimia se realiza de modo personalizado y por lo tanto, es imposible determinar un tiempo mínimo o máximo de duración de éste.
ADVERTENCIA: Este artículo es únicamente informativo, no tenemos la posibilidad de prescribir ninguna receta médica ni efectuar ningún tipo de diagnóstico. Consulte a su médico si tiene algún dolor o malestar.
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